miércoles, 18 de agosto de 2010

QUERIDA LOLA


























Querida Lola,

Muchas veces apareces en mi sueños!

En cada paso que doy en mi vida estás presente, me acuerdo de tus consejos a pies juntillas ,de tus canciones y del sonido de tu risa.

A veces me dá la sensación de estar caminando sobre tus zapatillas , ese juego tan divertido que me enseñabas siendo muy pequeña,andar sobre los pies,¡qué locuras te inventabas! creo que eso fue lo que me ayudó a andar por mi pie.

Me acuerdo de tu paso fugaz, de un lado a otro: haciendo la comida, pintándote el ojo (que no te faltase), colgando la ropa,encendiendo un cigarrillo, hablando a gritos con tus amigas por teléfono de las artistas, que si Sarita Montiel,que si Rocio Jurado,y yo sentada en la baldosa sesentera uniendo pinzas de la ropa a modo de trenes.

Y me contabas cuentos que me aprendía de memoria, y empujabas mi columpio, y me llevabas al cole , y le dábamos de comer a las palomas, y me hacías bocadillos de nocilla (y tú te comías otro porque eras muy golosa).

Y cada día ,simplemente, estabas ahí.

A veces me superprotegías y cuándo empecé a hacerme mayor y a salir, llamabas a mis amigas fingiendo ser otra para comprobar que era cierto dónde iba y me decías mil veces que tuviese cuidado, y yo te decía que eras una pesada y que ya era mayor para que me tratases cómo una niña.

Pero es que era y sigo siendo tu niña, e igual que no me cansaba de escuchar tus historias increibles de todo lo que te había pasado en esa tan extraña vida que habías tenido,con pasión repito esas anécdotas para mantenerte viva.

Y aparentemente creías que no habías hecho nada importante en tu paso por este mundo, pero si que lo hiciste, me diste el ejemplo de cómo ser una mujer con ideas libres, que pisa las aceras con garbo. Así se debe pasar por la vida: con absoluta pasión y fe.

Te tocó vivir siempre para los demás, pero yo sé que tú naciste para ser una estrella, que tu porte venía de una artista de Hollywood y se te erizaba la piel cuándo oías "La Vie en Rose" , y dice la letra: "Tú eres para mí. Yo soy para ti. En esta vida". Y te aseguro que sí , que te debo mucho y ERAS PARA MI, para educarme y consentirme, eras y eres un Angel.

A veces te lloro, por fuera y por dentro y casi puedo escucharte diciendome:"No llores, churriña!" ¿Pero cómo voy a dejar de llorar,si me falta tu abrazo para consolarme?

En apenas menos de un mes, llega para mi el dia más triste, porque fué cuándo me dejaste,ó cuándo yo te dejé porque ,cosas de la vida, no estaba a tu lado para poder despedirme.

Pero como estás conmigo cada dia, sé que sabes cuánto me dolió no poder darte un beso y por eso tú vienes y me besas y me dejas un olor a rosas y entonces sé que andas por ahí porque sólo tu hueles a rosas.

Y sabes además que te debo algo y que llevaré aunque sea un poquito de tí dónde prometí, porque tu no pudiste ir a la ciudad de los rascacielos aunque me han contado que ,por ahí arriba, Mr. Sinatra te canta de vez en cuándo: "New York, New York".

Arrópame esta noche, cómo siempre, y no vigiles ,cómo siempre, si respiro bajo mi sábana, si respiro! ;), ya sabes que soy un poco excéntrica durmiendo.

P.D. Te veo en mis sueños, abuela Loló, no te olvides de mi, yo nunca te olvidaré.

miércoles, 4 de agosto de 2010

LA NIÑA QUE SOÑABA CON FINALES FELICES


Dedicado a todas las Niñas que amaron y perdieron, ellas se reconocerán.

Erase una vez, una Niña que soñaba con el hombre perfecto. Había tenido varios intentos infructuosos pero no perdía la esperanza, pues ella creía que sí había finales felices.

La Niña trabajaba de camarera desde que acabó el instituto con 18 años. Ella tenía otras metas profesionales, había estudiado lo que le gustaba mientras trabajaba pero no siempre se podía trabajar de lo que una deseaba en el país de esta niña.

Un día, mientras le ponía un café a un chico detrás de una barra, sucedió algo que ella no podía imaginar. Estuvieron hablando durante un largo rato, sobre la vida, sobre el trabajo, una charla muy agradable, dónde rieron y también se pusieron serios si el tema lo requería.

Le dijo una frase que nunca podría olvidar, le dijo que tenía muchos lunares en la cara y que se decía que las personas con muchos lunares, son personas muy afortunadas, y la Niña le respondió: “tú también tienes muchos lunares” y entonces los dos eran muy afortunados. Realmente parecía que sí lo eran, tanto tiempo conociéndose y sólo hoy habían visto a la persona que había detrás de sus fachadas!, esto es algo muy habitual en nuestros días.

Un día hubo una fiesta porque inauguraban un local de su empresa, había vino y tapas y muuuuucha gente. De todos es conocido que en estos eventos , hay varios perfiles de gente: los que van porque tienen interés en conocer el local , los que tienen aprecio a sus dueños y quieren felicitarlos y hacerles llegar su energía, los que van porque regalan una copa de vino y nunca más volverán.

Destacaba de toda esta gente, una mesa con dos amigas que se lo pasaban muy bien, riéndose de sus cosas y de los perfiles que antes se nombraban, disfrutando de su libertad, poniéndose el mundo por montera.
Y entonces llegó el Chico, el más afortunado, se acercó a la Niña que estaba sentada en esta mesa, venía con un amigo y los cuatro se sentaron a disfrutar de aquella noche que se iba volviendo muy especial.

Al final, de la noche, la Niña protagonista de esta historia estaba ya bastante mareada, demasiadas copas de vino, no estaba muy acostumbrada. El local estaba ya cerrando y todos se iban a un pub cercano a continuar la fiesta. El Chico afortunado se ofreció a llevarla en su coche, también le dolían los pies, cómo en todas las grandes ocasiones llevaba zapatos nuevos.
Y de camino al local, la Niña miró a los ojos al chico y no sabía si por el vino ó por alguna extraña fuerza desconocida, de repente dijo la verdad en todo este tiempo que se habían conocido: “No quiero ir, quiero irme contigo, lejos de aquí”. Él la miró, sin ninguna muestra de sorpresa, esperaba sus palabras desde hacía tanto tiempo!, y giró el volante de manera brusca y torció su rumbo, los dos rieron a carcajadas, hasta llegar a su destino.

Una barandilla y el mar de fondo, este era su sitio, aquí estarían a salvo. Así era cómo la Niña se sentía con él, a salvo. No se bajaron del coche, se miraron sin decir nada y se besaron de una forma que ambos sentían que desprendían chispas, se abrazaron y se quedaron dormidos.

Y a partir de aquí, la Niña soñaba con él todos los días, lo amaba por encima de todo, deseaba despertarse junto a él cada día, cada noche.
Pero Él se escondió de nuevo tras su fachada, muchas noches la llamaba, hablaban durante horas, pero no podía darle lo que la Niña quería. Y aún así ella seguía soñando.

Llegó un nuevo amor y, aunque la Niña soñaba con él igualmente pero lo veía imposible, decidió darle una oportunidad a ese nuevo amor. Pero una noche después de seis meses, el Chico prometió darle lo que soñaba.
La Niña corría calle abajo a su encuentro, ya lo había dejado todo, su nuevo amor, sus esperanzas, su personalidad, sus amigos, sus metas, cada zancada que daba para llegar a su destino, iba perdiendo un poco de lo que la hacía niña. Iba al encuentro del Chico Afortunado porque lo amaba y Él también a ella. Iba corriendo, casi sin aliento, las mariposas se agolpaban en su estómago, no podía más, iba a estallar de felicidad.

Cuando llegó a Él, lo tuvo claro, era el hombre perfecto, el amor de su vida. Se besaron con amor infinito, durmieron abrazados, muchas noches, muchos días, …

Pero no duró siempre, la Niña se fue muchas veces de su lado, veces en las que iba recogiendo los pedazos de la vida que había perdido. En estos la luz era oscura y su espiritu se iba marchitando. Le faltaba el aire, no respiraba más que la impotencia de quién ama y se siente sola.

Recogía sus metas, su personalidad, sus amigos,… y el Chico venía y prometía y a ella se le caía la cesta al suelo y rodaban otra vez calle abajo sus tesoros. Y llegó un momento en que la niña dejó de creer en finales felices, recogió sus cosas, hizo la maleta y se fue muy muy lejos.

Intentó recuperar esos tesoros que había pedido y poco a poco lo fue haciendo, además encontró otros en su Viaje: autoestima, confianza y fe.
Cuándo una mañana se miró al espejo, vio que ya no era una niña, en sus ojos había otra persona, era una Mujer que había amado mucho y que había perdido en la misma medida.

Me cuentan que la Mujer ya no volvió y que la vida le hizo muchos regalos, que fue feliz, pero no en un final de cuento, en un camino lleno de piedras, de arena y de cal.Estuvo la Mujer acompañada en este trayecto, (y todavía lo está) de un Hombre completo, de su mitad perdida, de un compañero que la hizo volver a amar.

Y las mariposas regresaron (menos agitadas) a ocupar su estómago, y las noches compartidas tenían más luz, y se olvidó por completo de su Mala Suerte y sólo a veces la Niña lloraba dentro de su ser. Entonces la abrazaba y enjugaba las lágrimas sobre su pecho: “ya pasó, ya pasó”.